Hola! Bienvenidos a mi blog. Soy Lorena Metaute, madre desde hace tres años, periodista desde hace 15 y escribo desde hace más de 30, casi toda mi vida, vamos. Inauguro el blog explicando a pierna suelta lo que hay detrás de la pestaña «Quién soy» de mi web. Si os parece, vamos a empezar a conocernos hablando de quién soy y cómo he llegado hasta aquí, cuando el aquí es el Periodismo de Familia y Empresa.
El caso es que he escrito siempre, aunque la mayoría de veces no lo hacía para que me leyeran, esa intención vino después, en EGB, cuando me explicaron la primera estructura de texto que aprendí: Planteamiento-nudo-desenlace. Entonces cogí el gustillo a las redacciones leídas en clase.
En esa misma época, cuando pasé del lápiz al boli, también escribía historias y cuentos en casa de mis yayos, a veces, sobre ese baúl verde que aparece en las fotos, pero otras muchas veces en la única mesa que había en casa de mis abuelos, la del comedor.
«Recuerdo escribir en libretas de cuadrícula y espirales de espaldas a la tele y frente a mi abuelo, que miraba incansable las películas de Steve McQueen y, para él, todos los protas de las pelis del oeste eran Steve McQueen».
Las miraba como si pudiera entrar en la tele mientras se frotaba el sello del anular de la mano derecha. Las vivía como los partidos de su Real Madrid, que chutaba por debajo de la mesa como si dando patadas al aire en alpargatas participara en la victoria de su equipo. Cómo era mi yayo Emilio!! A él y a mi yaya Primi les debo en buena parte que os esté explicando ahora mismo quién soy y de dónde vengo hasta llegar a Lorena Metaute, Periodismo de Familia y Empresa. Más adelante les dedicaré un post entero para ellos y a la importancia de los abuelos para llegar a ser lo que somos.
El caso es que escribía por deberes, por placer y antes de ir a dormir seguía escribiendo (y todavía lo hago ahora) en mi diario secreto, supongo que por necesidad. Esta era escritura sin intención de ser escuchada, a diferencia del diario que empecé a los 15 años para que leyera el hijo que sabría que tendría. El único diario, por cierto, que escribí en ordenador y un amigo, que ahora es un ingeniero de Telecos excelente, se encargó de borrar para siempre formateando mi Pentium II. De verdad que le perdoné y le sigo queriendo, en serio, pero qué pena me da no tener esas páginas escritas de una adolescente a otro, cuando la primera es la madre del segundo.
Moraleja: Nunca escribáis un diario y nada que importe (solo) en el ordenador, no solo por el riesgo de perderlo, hay otras razones más relacionadas con la capacidad de transformarnos escribiendo a mano que, si os interesa, ya os iré contando.
He escrito también para saber más de mi familia. De mis abuelos y sus secretos que hoy son vacíos en mi identidad, porque pregunté pero faltaron las respuestas y sobró miedo y dolor, supongo. Por intuición, cierto día decidí empezar a hacerles preguntas sobre su infancia, la guerra, las pérdidas, el sufrimiento, su viaje a Lleida desde sus pueblos natales: Huete (Castilla-la Mancha) y Gavilanes (Castilla y León)… También interrogaba a mis padres sobre sus recuerdos de niños, adolescencia, su historia de amor… y lo escribía. Ahora sé que les preguntaba sobre su pasado para saber más sobre mi. Lo que ellos vivieron forma parte también de mi historia. De alguna manera marca el presente, en el que decido el futuro. Qué importante es saber!
Todo esto que os cuento estaba allí dormido (creo) hasta que llegó la estrella fugaz y me iluminó un medio día de playa en Coma-ruga mientras todos hacían la siesta.
«Hacía tiempo que buscaba aquello que definitivamente no podría no hacer porque formaba parte de mi. Anhelaba un proyecto personal unido a mi pasión por las personas y sus historias, logros y fracasos que dan vida a las entrevistas y reportajes que publico desde hace 15 años en prensa escrita. Y pam!»
Lo vi, lo sentí y lo escribí a mano, como hago con todo lo importante:
“Soy periodista y quiero ayudar a conservar la historia familiar y ofrecer testimonio escrito de los momentos importantes como lo hace un fotógrafo. El fotógrafo es el recuerdo gráfico y a mi me encantaría ser el recuerdo escrito”.
Hago trampas si no os explico que durante unos años compaginé mi pasión por el periodismo con mi debilidad por hacer feliz a la gente y monté unas cuantas fiestas chulas y bodas bonitas. Haber hecho de wedding planner me sirve ahora para escribir como corresponsal de boda o de familia al conocer el funcionamiento de una boda, los sentimientos que aparecen y las emociones que sienten los novios, los invitados, los proveedores… Lo mismo con las Baby Shower o los cumpleaños.
«Dejé la organización de eventos cuando me tocó escoger entre escribir o montar saraos. Y ahora sé que aquello sucedió para que hoy pueda existir la corresponsal de boda»
Como os decía, desde aquel medio día en Coma-ruga han pasado dos años. En este tiempo, aunque confieso que ha habido momentos de oscuridad, he seguido caminando tras la estrella como lo hicieron Melchor, Gaspar y Baltasar y aquí estoy. He llegado, por fin, hasta vosotros.
Os ofrezco mi tiempo, que es oro; mis conocimientos y experiencia y mi ilusión de ser vuestra periodista de familia, conservadora de todo lo que importa.
«En este blog compartiré con vosotros lo que sé y lo que descubro sobre lo que está escrito y lo que queda por escribir para conectar (nos)»
Será un placer que me acompañéis en mi camino y espero que os lo acabéis sintiendo también vuestro.
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